¿Qué pasaría si le dieran un lápiz a un desequilibrado mental?

sábado, 22 de agosto de 2015

Anotaciones de las vísceras previsoras

Si roía los calcetines de los desconocidos,
emanaban cadáveres de la tierra;
por este motivo llevaba bisagras en los bolsillos.
Se enmarcaba
en un acorde desdichado.
Si le susurraba órganos sexuales a la boca,
era porque había cortado su cabellera
y la llevaba puesta como si fuera ella.
Se celebraba
en una magnetización de las flores.
Se escondía en las carcajadas de sus poros con aire eléctrico. Con sus manos como chernes en celo acariciaba mi cara y mis dientes se desencajaban para formar una escalinata. Ella se convertía en una máquina de finos engranajes cuando le convenía.
Si lamía el suelo
el humo se solidificaba en candados
por eso vomitaba alcantarillas o reunía miembros ajenos.
Se enmarcaba
en un acorde desdichado.
Si la sustituí por una percha
fue porque el disfraz no le quedaba bien
y porque su manera de sangrar me aterrorizaba.
Se celebraba
en una magnetización de las flores.

sábado, 1 de agosto de 2015

Desmembrarme o dejar de discutirme

Añoraba las cerraduras que en manada atacaban a invidentes como litros de enchufes o galones desprovistos de órbita.
Fue entonces cuando me corté las piernas por la altura de las rodillas buscando una frase donde esconder los dedos que se me habían perdido.
Algún día quería despertarme con el ruido de los dientes al caer, y lo hice con el crecimiento de los buzos que no creían en el sexo entre cucarachas.
Fue entonces cuando me corté las piernas por la altura de las rodillas para ser mejor persona, o recordar que una vez no tuve orejas.
Para que los niños con cabeza de laudes volvieran a enterrarse tuve que prometerles que las esponjas permanecerían despiertas.
Fue entonces cuando me corté las piernas por la altura de las rodillas para escuchar la respiración de los autorretratos, y así mis uñas podrían irse bailando a otra orilla.
Si fallan las expectativas de los ciclistas que con las ruedas invertidas se zambullen en el líquido seminal de los peces, me confeccionaré un traje con las teclas de los pianos o me arrinconaré a amontonar mis dientes.
Fue entonces cuando me corté las piernas por la altura de las rodillas para volver a barajar de nuevo como método medicinal  contra la obstrucción del armazón óseo.