¿Qué pasaría si le dieran un lápiz a un desequilibrado mental?

sábado, 31 de octubre de 2015

Transformación de las venas en abrigos

Un disfraz de rata reptaba hacia mí como un antiguo presagio, y los muertos empezaron a caer de manera perpendicular, impactando con la cabeza en las aceras, mientras los tambores vacíos sonaban en las tumbas.
Dejé de existir en 1865.
Las calles quedaron repletas de cuerpos, y todos tenían mi cara, por ello tuve que recoger todos los cadáveres, para evitar confusiones innecesarias.
Las ventanas en celo llamaban a los pomos, provocando orificios en los colchones de lujo.
Dejé de existir en 1865.
Al pasar a la edad adulta los sombreros se convirtieron en las plumas, como los señores que creían que al dejar de tocar los tambores dejarían de sufrir los problemas bautismales.
No querer, o
no creer,
porque las cruces no eran cuerpos, no eran huesos, no eran gusanos, no eran panes, no eran teclas;

eran hijos defraudados como
tierras o carnes conquistadas,
en quieren los dioses no creían.

Dejé de existir en 1865.

sábado, 17 de octubre de 2015

Encontrarla para destruirme

Bajo la masa fundida
estaba ella, desnuda,
con acordes en los muslos,
cubriendo su sexo.
Sus pechos se multiplicaban
a cada gemido,
como a mí se me descosían
las pupilas,
termitas huérfanas.
Un día se me caerán
los perros de la boca,
porque su piel inversa
y blanca se deshilachaba
en bisagras.
Sus pezones eran llamas diminutas,
y por su espalda resbalaban
conjugaciones
como laberintos de piernas y brazos.
Se ahogaba,
se quemaba
como páginas sin marcar,
en un remolino de dientes.
Un día se me caerán
los perros de la boca,
porque su piel inversa
y blanca se deshilachaba
en enchufes.
Sus labios
emanaban el líquido magnético
que sustituía los dolores
por monedas.
Su pelo se anidaba
porque a mí me engullía
bajo la masa fundida.

sábado, 10 de octubre de 2015

sábado, 3 de octubre de 2015

Augurio decadente.

Las palomas van a ti
con la intención de picarte,
porque se creen carroñeras al verte.
Introduce tus vísceras
en una bolsa
y paséala
como si fuera tu mascota.
(Yo quisiera ser mar.)
No hay vuelta atrás,
tu putrefacción ya ha comenzado.
Derrama tu sangre
en las cloacas,
deja secar tus pellejos
en tendederos ajenos.
(Yo quisiera ser mar.)
No hay vuelta atrás,
tu putrefacción ya ha comenzado.
No serás bendecido.
Tus dientes,
casa de gusanos,
piedras escupidas como visiones atroces.
Tu cabellera,
nido de aves de rapiña.
Y tus ojos...
¿tus ojos?
¿Qué hacer con esos higos pasados
que te sirven sólo para distinguir
las sombras de las luces?
Échalos al fuego,
échalos a un fuego purificador,
porque sólo quedarán tus uñas
como escamas,
abandonadas en un muelle viejo
y rumbrento.
Las palomas van a ti
con la intención de picarte,
porque se creen carroñeras al verte.