¿Qué pasaría si le dieran un lápiz a un desequilibrado mental?

sábado, 28 de noviembre de 2015

Receta agujereada contra dolencia fantasmal

Pelar bigotes de galletas,
y barbas de camisa,
añadir desorden en el 3, 2, 1,
o apuesta a féretro cerrado.
Mezclar con entusiasmo
y olvidarlo en un rincón oscuro.
La llamada, los porcentajes
y las alfombras,
todos se transformarán
en balcones en ruinas
pero volverán a convertirse
en mar cada febrero,
y las puertas, desconozco
quien tapió todas las puertas,
pero serán cauterizadas.
La numerología ya nos vaticinó
que vendrían todas ellas
cogiditas de la mano,
porque mis piernas
ya no eran ni siquiera
los dos trocitos de alambre
que amarré a mis muñones.
Triturar pelos de letra mayúscula,
y gafas de cuchillas,
verter luces esterilizadas
o pintura atornillada.
Mezclar con entusiasmo
y olvidarlo en un rincón oscuro.

sábado, 14 de noviembre de 2015

Descenso violento sin desenlace.

Las enormes pinzas que aparecen de la tierra puntualmente cada miércoles a las seis de la tarde deciden quien vive y quien muere. Su elección se fundamenta estrictamente en el azar. 
Me desvisto en los dientes, 
o me encierro en los nudos. 
Caminaban con un extraño rictus 
por los rombos, por las puertas y por los ceros. 
Eructaban bailes 
como las monedas se pasean 
a sus anchas por las venas 
...y se ahogaban
para intentar mutilarme. 
Me desvisto en las tazas, 
o me encierro en las teclas. 
Las nuevas cruces 
serán los cráneos o las luces, 
y ellos moverán los brazos como las cuerdas, 
moverán las piernas como las cuerdas. 
Mis miembros 
harán su vida sin mí, 
mis órganos 
harán su vida sin mí, 
mis huesos 
harán su vida sin mí. 
Los bailarines repartirán cuchillos,
 muertes prematuras,
o abrazos.

sábado, 7 de noviembre de 2015

sábado, 31 de octubre de 2015

Transformación de las venas en abrigos

Un disfraz de rata reptaba hacia mí como un antiguo presagio, y los muertos empezaron a caer de manera perpendicular, impactando con la cabeza en las aceras, mientras los tambores vacíos sonaban en las tumbas.
Dejé de existir en 1865.
Las calles quedaron repletas de cuerpos, y todos tenían mi cara, por ello tuve que recoger todos los cadáveres, para evitar confusiones innecesarias.
Las ventanas en celo llamaban a los pomos, provocando orificios en los colchones de lujo.
Dejé de existir en 1865.
Al pasar a la edad adulta los sombreros se convirtieron en las plumas, como los señores que creían que al dejar de tocar los tambores dejarían de sufrir los problemas bautismales.
No querer, o
no creer,
porque las cruces no eran cuerpos, no eran huesos, no eran gusanos, no eran panes, no eran teclas;

eran hijos defraudados como
tierras o carnes conquistadas,
en quieren los dioses no creían.

Dejé de existir en 1865.

sábado, 17 de octubre de 2015

Encontrarla para destruirme

Bajo la masa fundida
estaba ella, desnuda,
con acordes en los muslos,
cubriendo su sexo.
Sus pechos se multiplicaban
a cada gemido,
como a mí se me descosían
las pupilas,
termitas huérfanas.
Un día se me caerán
los perros de la boca,
porque su piel inversa
y blanca se deshilachaba
en bisagras.
Sus pezones eran llamas diminutas,
y por su espalda resbalaban
conjugaciones
como laberintos de piernas y brazos.
Se ahogaba,
se quemaba
como páginas sin marcar,
en un remolino de dientes.
Un día se me caerán
los perros de la boca,
porque su piel inversa
y blanca se deshilachaba
en enchufes.
Sus labios
emanaban el líquido magnético
que sustituía los dolores
por monedas.
Su pelo se anidaba
porque a mí me engullía
bajo la masa fundida.

sábado, 10 de octubre de 2015

sábado, 3 de octubre de 2015

Augurio decadente.

Las palomas van a ti
con la intención de picarte,
porque se creen carroñeras al verte.
Introduce tus vísceras
en una bolsa
y paséala
como si fuera tu mascota.
(Yo quisiera ser mar.)
No hay vuelta atrás,
tu putrefacción ya ha comenzado.
Derrama tu sangre
en las cloacas,
deja secar tus pellejos
en tendederos ajenos.
(Yo quisiera ser mar.)
No hay vuelta atrás,
tu putrefacción ya ha comenzado.
No serás bendecido.
Tus dientes,
casa de gusanos,
piedras escupidas como visiones atroces.
Tu cabellera,
nido de aves de rapiña.
Y tus ojos...
¿tus ojos?
¿Qué hacer con esos higos pasados
que te sirven sólo para distinguir
las sombras de las luces?
Échalos al fuego,
échalos a un fuego purificador,
porque sólo quedarán tus uñas
como escamas,
abandonadas en un muelle viejo
y rumbrento.
Las palomas van a ti
con la intención de picarte,
porque se creen carroñeras al verte.


sábado, 19 de septiembre de 2015

El final opaco de la partida.

Desperté de aquel sueño como si hubiera estado mil años durmiendo, algo desorientado me senté ante ella, que sorbía un café con la mirada perdida ignorando mi presencia, yo estaba algo desorientado y sólo la miraba. La conversación del día anterior me había hecho reflexionar, y una visión que se formó ante mí me obligó a planificar el transcurso del tiempo. Aquella situación me enloquecía, sin embargo sentía la tranquilidad de duplicarme en incontables órganos falsos. Echaba de menos una época que no había vivido. Había salido de la alcantarilla intentando recuperar la dignidad, pero aquel encuentro suponía un fracaso estrepitoso, porque yo moría y ella sobrevivía, porque al final ella se convertía en un ser monstruoso y me devoraba.
Vomitar planetas o convertirme             
en mi propia descendencia.
Esperaba una jugada favorable.
Acumulando carcajadas            
ansiaba dejar de ser humano.
Comenzaré a rezar a deidades necrófagas.
La tierra se enconaba,  
y los dados daban los peores resultados.
Prefería jugármela a una sola carta.

sábado, 12 de septiembre de 2015

sábado, 5 de septiembre de 2015

Conjuro para invocar al hombre rata.

se cuajaba y le sobraban piernas,
una llamada a los siete pulgares
de tu entre pierna,
al vello púbico que sale de tu barbilla,
y luego se pierden en la resurrección.
Te necesito,
no para tener vida eterna,
sino para aprender de las moscas.
¡Qué ojos tan raros!
Teléfono, calzoncillos, mando a distancia, destornillador, cuchilla de afeitar, auriculares.
No es un grito
es una armadura medieval.
Me arrodillo como un enbudo
que teme a las pantallas,
porque notaba su vejez
en las piedras,
en las falsas balaustradas
y en las bebidas.
Te necesito
no  para tener poder absoluto,
sino para aprovechar el excremento.
¡Qué ojos tan raros!
Teléfono, calzoncillos, mando a distancia, destornillador, cuchilla de afeitar, auriculares.
No es un grito
es una rodaja.
Se sobaba en un murmullo albino
destilado en aproximaciones
de palastros
para que su séptimo hijo
no venga cantando enchufes.
Te necesito
no para tener omnipresencia,
sino para catar las inmundicias.
¡Qué ojos tan raros!

Teléfono, calzoncillos, mando a distancia, destornillador, cuchilla de afeitar, auriculares.

sábado, 22 de agosto de 2015

Anotaciones de las vísceras previsoras

Si roía los calcetines de los desconocidos,
emanaban cadáveres de la tierra;
por este motivo llevaba bisagras en los bolsillos.
Se enmarcaba
en un acorde desdichado.
Si le susurraba órganos sexuales a la boca,
era porque había cortado su cabellera
y la llevaba puesta como si fuera ella.
Se celebraba
en una magnetización de las flores.
Se escondía en las carcajadas de sus poros con aire eléctrico. Con sus manos como chernes en celo acariciaba mi cara y mis dientes se desencajaban para formar una escalinata. Ella se convertía en una máquina de finos engranajes cuando le convenía.
Si lamía el suelo
el humo se solidificaba en candados
por eso vomitaba alcantarillas o reunía miembros ajenos.
Se enmarcaba
en un acorde desdichado.
Si la sustituí por una percha
fue porque el disfraz no le quedaba bien
y porque su manera de sangrar me aterrorizaba.
Se celebraba
en una magnetización de las flores.

sábado, 1 de agosto de 2015

Desmembrarme o dejar de discutirme

Añoraba las cerraduras que en manada atacaban a invidentes como litros de enchufes o galones desprovistos de órbita.
Fue entonces cuando me corté las piernas por la altura de las rodillas buscando una frase donde esconder los dedos que se me habían perdido.
Algún día quería despertarme con el ruido de los dientes al caer, y lo hice con el crecimiento de los buzos que no creían en el sexo entre cucarachas.
Fue entonces cuando me corté las piernas por la altura de las rodillas para ser mejor persona, o recordar que una vez no tuve orejas.
Para que los niños con cabeza de laudes volvieran a enterrarse tuve que prometerles que las esponjas permanecerían despiertas.
Fue entonces cuando me corté las piernas por la altura de las rodillas para escuchar la respiración de los autorretratos, y así mis uñas podrían irse bailando a otra orilla.
Si fallan las expectativas de los ciclistas que con las ruedas invertidas se zambullen en el líquido seminal de los peces, me confeccionaré un traje con las teclas de los pianos o me arrinconaré a amontonar mis dientes.
Fue entonces cuando me corté las piernas por la altura de las rodillas para volver a barajar de nuevo como método medicinal  contra la obstrucción del armazón óseo.