Las enormes pinzas que aparecen de la tierra puntualmente cada miércoles a las seis de la tarde deciden quien vive y quien muere. Su elección se fundamenta estrictamente en el azar.
Me desvisto en los dientes, o me encierro en los nudos.
Caminaban con un extraño rictus
por los rombos, por las puertas y por los ceros.
Eructaban bailes
como las monedas se pasean
a sus anchas por las venas
...y se ahogaban
para intentar mutilarme.
Me desvisto en las tazas,
o me encierro en las teclas.
Las nuevas cruces
serán los cráneos o las luces,
y ellos moverán los brazos como las cuerdas,
moverán las piernas como las cuerdas.
Mis miembros
harán su vida sin mí,
mis órganos
harán su vida sin mí,
mis huesos
harán su vida sin mí.
Los bailarines repartirán cuchillos,
muertes prematuras,
o abrazos.
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