¿Qué pasaría si le dieran un lápiz a un desequilibrado mental?

sábado, 28 de mayo de 2016

sábado, 21 de mayo de 2016

Caramelos como pasillos de castillos medievales.

Maquillaban a los muertos en las calles y nadie se quejaba. Era la veneración mediante la ridiculización de los que ya no están. Los bancos se llenaban de fallecidos con las caras de colores.
El mago se sacaba                   El arlequín gritaba
huesitos de niño                      las dentaduras
 de la boca                             de los drogadictos
y de la chistera                       que se quisieron
una rata.                                y murieron.
Tenía de nacimiento los ojos hinchados por los golpes, y se pensaba que sus manos eran cebollas. Las tripas querían huir desde el primer momento y convertirse en una imagen de Horace Walpole. Las piernas no respondían, se desdoblaban imitando a la mantequilla, porque las pistolas de juguete se disparaban solas.
Había llegado mi hora,
         y por la ventana escuchaba
                   mi antiguo nombre escupido
                            por los cráneos de las reces,
                                      y los niños sucios, exprimidos
                                               por miles de naranjas maduras,
                                                        aullaban mi condena infinita.

sábado, 14 de mayo de 2016

Maneras de despertar después de un trance traumático.

Bostezar o tirarse en paracaídas,
respirar o afeitarse las encías,
escribir o convertirse en un asesino en serie,
porque todo debe ser una cuestión de claves de acceso.
En el proceso de selección entra en juego el azar y la escucha de conversaciones ajenas fragmentadas; no vale por lo tanto conocer al individuo, participar en la conversación de manera activa o recíproca, o incluir dos veces a los mismos participantes.
Aquella niña
me enseñó
que en caso de emergencia
podía arrancarme los dientes
y usarlos con el tirachinas;
sólo así se podía
vencer al señor del disfraz de rata.
Sudar o tirarse sin paracaídas,
cantar o afeitarse las pupilas,
narrar o matar brutalmente a un inocente.

Aquel maniático besaba la tierra, lamía el suelo, olisqueaba los rincones, nos buscaba, pero sonaron las trompetas de la muerte. Conseguimos huir gracias a las técnicas de escapismo ancestral.  La suerte se nos presentaba en forma de vaca de porcelana destruida por las mucosidades de los desorientados.

sábado, 7 de mayo de 2016

Las sustancias de las juntas de las ventanas.

Entré en aquel lavabo público que estaba completamente descuidado, la suciedad lo inundaba todo, unas manchas sospechosas recorrían los azulejos de las paredes. Allí había quedado para comprar una sustancia que me devolvería la inspiración que había perdido. En uno de los cubículos se comenzaron a escuchar unos golpes que iban en aumento. Vómito. Sabía que los zapatos llenos de cenizas me esperaban en la esquina. Vómito. Las máscaras antiguas me juzgaron, por no ser calaveras. Vómito. Los niños con las caras tecladas volvieron con sus esponjitas en la mano y las naranjas en los bolsillos. Vómito. Florecieron otra vez los hocicos de los perros enterrados.
...y me quedé tumbado,
sin enterarme de nada,
porque no podía moverme.