Soy carne, huesos
con algo de tripas en movimiento;
otras soy sólo pensamiento efímero,
otras ni una viruta de sangre
en las uñas de una carnicería;
pero a veces parezco más grande
que mi reflejo en el barro troceado,
igual que un billete partido,
insulto al papel moneda.
Fui nada y podré ser menos aun,
quizá las lágrimas
que harán crecer las sonrisas y dientes en mi ataúd;
tal vez mármol y menos alegría
si no dejo tantos monumentos de papel quebrados
a mis herederos.
Ahora recuerdo, tendré que dejar los ojos
en las es de mi nombre.
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