Ha salido a su balcón con sus flores de amapola,
les ha cantado a sus pájaros desde el alma una folía,
les mima les quiere como si fueran sus hijos,
y no para de decir que son su única compañía;
tiene el techo lleno de almas rotas y corazones en pena,
ahora tiene sus pájaros antes nadie la quería.
Sus ojos reflejan la loca lucidez de los poco cuerdos,
sus ojos escupen la tristeza de los poco queridos,
sus ojos no son más que ramas de olivo seco.
No quiere salir, hay demasiados cuchillos afilados;
pasa el rato cantando a quien la quiera oír,
pasa las noches mirando a la luna desde su cama,
hablando con ella sin saber que decir;
alborotadas ramas rubias que se mueven libres al viento,
alocadas telas blancas que se quieren ir.
Sus ojos reflejan la loca lucidez de los poco cuerdos,
sus ojos escupen la tristeza de los poco queridos,
sus ojos no son más que ramas de olivo seco.
De un suspiro se escapó por su ventana,
deja en su colchón de paja sus carnes heladas;
por ella brilla una luz junto a su compañera,
se ha convertido en una de sus hadas;
los pájaros cantan tristes bajo las negras ramas;
pero su alma ha quedado en los muros pegada.
Sus ojos reflejan la loca lucidez de los poco cuerdos,
sus ojos escupen la tristeza de los poco queridos,
sus ojos no son más que ramas de olivo seco.
sábado, 27 de noviembre de 2010
sábado, 20 de noviembre de 2010
Romance de los noctámbulos.
Cae ya la eterna noche,
y la luna mira atenta
pasar a los noctámbulos,
brillan fuerte las estrellas
luchando con las farolas,
que alumbran negras aceras;
yo paseo por las calles
que son de la noche eterna
yo paseo entre las luces
mientras la vida me espera;
salen a vagar los locos,
las cabezas trancan las puertas,
no quieren participar
y así huyen corriendo de ella;
también hay otros lugares,
donde vagan sombras negras
de un sitio a otro sin parar,
solitarias y algo espesas;
alzan la voz los locos
que gritan, bailan y vuelan,
son los amantes de Baco
que abandonan esta tierra;
en bancos de barato oro
dormitan con la tristeza
los marginados sin techo,
que pasan la noche en vela
esperando la limosna
que parece que no llega;
las almas esporádicas
salen y en poco tiempo entran;
pero otras algo ilícitas
se protegen dentro de ella;
cae ya la eterna noche,
y la luna mira atenta
pasar a los noctámbulos.
y la luna mira atenta
pasar a los noctámbulos,
brillan fuerte las estrellas
luchando con las farolas,
que alumbran negras aceras;
yo paseo por las calles
que son de la noche eterna
yo paseo entre las luces
mientras la vida me espera;
salen a vagar los locos,
las cabezas trancan las puertas,
no quieren participar
y así huyen corriendo de ella;
también hay otros lugares,
donde vagan sombras negras
de un sitio a otro sin parar,
solitarias y algo espesas;
alzan la voz los locos
que gritan, bailan y vuelan,
son los amantes de Baco
que abandonan esta tierra;
en bancos de barato oro
dormitan con la tristeza
los marginados sin techo,
que pasan la noche en vela
esperando la limosna
que parece que no llega;
las almas esporádicas
salen y en poco tiempo entran;
pero otras algo ilícitas
se protegen dentro de ella;
cae ya la eterna noche,
y la luna mira atenta
pasar a los noctámbulos.
Etiquetas:
poesía,
Pueblo de corazones enmendados (2003 - 2007)
sábado, 13 de noviembre de 2010
Recuerdo de una hiel enmarcada en las pestañas.
Aquella cucaracha,
que tanto me costó matar,
era una diminuta mujer
que hacía resistencia a la suela…
- ¡Me recordarás eternamente!
…y de sus entrañas salió un señor volando.
Ahora
paseo por jardines
que no tienen flores,
ni siquiera capullos;
son cabezas de mujer desnuda.
Nado en el mar abierto,
no hay pescados
revoloteando entre mis pies;
son cabezas de mujer desnuda.
La recordaré
eternamente.
que tanto me costó matar,
era una diminuta mujer
que hacía resistencia a la suela…
- ¡Me recordarás eternamente!
…y de sus entrañas salió un señor volando.
Ahora
paseo por jardines
que no tienen flores,
ni siquiera capullos;
son cabezas de mujer desnuda.
Nado en el mar abierto,
no hay pescados
revoloteando entre mis pies;
son cabezas de mujer desnuda.
La recordaré
eternamente.
Etiquetas:
poesía,
rugido de sobaco sin domesticar
sábado, 6 de noviembre de 2010
Muelle viejo
He mirado al horizonte donde el mar acaba,
me he sentido un poco libre, un poco humano;
he gritado mientras el viento me peleaba,
quizás lo hace porque lo he despertado temprano.
Caballos azules relinchan entre la brisa,
y la sal salpica mi cara y mi pecho abierto,
pues me he sacado el corazón para lavarlo deprisa,
antes de que en estos riscos me quede muerto.
He respirado el aire ensalitrado de su recuerdo,
he sentido el aroma de su roído cemento,
he tocado su vieja ferruja con mi brazo izquierdo,
y con el derecho noto como el tiempo pasa más lento.
Aquí no hay pesados agobios, ni prisas enfurecidas,
todo transcurre despacio y de mí se apodera la calma;
la calma de las algas a la corriente rendidas,
la calma con la que ahora se va mi alma.
me he sentido un poco libre, un poco humano;
he gritado mientras el viento me peleaba,
quizás lo hace porque lo he despertado temprano.
Caballos azules relinchan entre la brisa,
y la sal salpica mi cara y mi pecho abierto,
pues me he sacado el corazón para lavarlo deprisa,
antes de que en estos riscos me quede muerto.
He respirado el aire ensalitrado de su recuerdo,
he sentido el aroma de su roído cemento,
he tocado su vieja ferruja con mi brazo izquierdo,
y con el derecho noto como el tiempo pasa más lento.
Aquí no hay pesados agobios, ni prisas enfurecidas,
todo transcurre despacio y de mí se apodera la calma;
la calma de las algas a la corriente rendidas,
la calma con la que ahora se va mi alma.
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