¿Qué pasaría si le dieran un lápiz a un desequilibrado mental?

sábado, 27 de noviembre de 2010

En la ventana de la locura

Ha salido a su balcón con sus flores de amapola,
les ha cantado a sus pájaros desde el alma una folía,
les mima les quiere como si fueran sus hijos,
y no para de decir que son su única compañía;
tiene el techo lleno de almas rotas y corazones en pena,
ahora tiene sus pájaros antes nadie la quería.

Sus ojos reflejan la loca lucidez de los poco cuerdos,
sus ojos escupen la tristeza de los poco queridos,
sus ojos no son más que ramas de olivo seco.

No quiere salir, hay demasiados cuchillos afilados;
pasa el rato cantando a quien la quiera oír,
pasa las noches mirando a la luna desde su cama,
hablando con ella sin saber que decir;
alborotadas ramas rubias que se mueven libres al viento,
alocadas telas blancas que se quieren ir.

Sus ojos reflejan la loca lucidez de los poco cuerdos,
sus ojos escupen la tristeza de los poco queridos,
sus ojos no son más que ramas de olivo seco.

De un suspiro se escapó por su ventana,
deja en su colchón de paja sus carnes heladas;
por ella brilla una luz junto a su compañera,
se ha convertido en una de sus hadas;
los pájaros cantan tristes bajo las negras ramas;
pero su alma ha quedado en los muros pegada.

Sus ojos reflejan la loca lucidez de los poco cuerdos,
sus ojos escupen la tristeza de los poco queridos,
sus ojos no son más que ramas de olivo seco.

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