Quiero morir en tus uñas clavadas
cuando besan la arena húmeda;
y sé que mis razones
las hubiera explicado bien
la hormiga que se ahorcó
con el hilacho que le quité a mis calzoncillos.
Búscame entre los muertos,
donde los niños juegan a ser ventrílocuos.
Estaré allí tumbado,
me haré amigo de los gusanos.
Pensaré en el albaricoque,
en los trazos artificialmente armónicos
que conseguí redactar.
Encuéntrame entre los muertos
donde los niños juegan a ser ventrílocuos.
En la mar me haré tierra,
mis manos podrán tocar pandorgas sin alma.
Mis lenguas se las dejo a las samas,
ellas sabrán como enterrarlas.
Espérame entre los muertos,
donde los niños juegan a ser ventrílocuos.
Si me buscas,
me encuentras,
me esperas,
ya no seré yo.
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