Desde lo alto de mi soledad grito,
no me escucho no me oigo solo chillo
y lanzo bocanadas de tristeza;
¡No muy fuerte que si no la despiertas!
¿A quién? a mi soledad, que no duerme,
que me acompaña allí donde me encuentre
no la despiertes, déjala que duerma,
que me parece a mí que está enferma.
Está cansada de ir siempre conmigo,
y de estar al final de mi camino;
está cansada de ser ignorada
y de que yo siempre le de la espalda.
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