¿Qué pasaría si le dieran un lápiz a un desequilibrado mental?

sábado, 29 de octubre de 2011

Visitas enigmáticas desde los picos

Vestidos con faldas
volcánicas
se comieron una orilla balaustrada,
donde pejes verdes,
inocentes,
insultaban a las corujas.

Alguien llama a la puerta
de espuma.

Las liñas agrupadas
sobre chalanas,
derraman pozuelos
sembrados en pozos
invertidos.

Alguien llama a la puerta
de espuma.

Sigue sonando
como los niños apianados
que juegan
avinagrando los callados,
en busca de madres
elevadas en gritos.

Alguien llama a la puerta
de espuma.

La tortuga lo escucha
y unos meros
cabreados, desde sus bajas,
señalan con sus colas
al pescador
de sal en sus bolsillos.

…el pomo
era de erizo.

sábado, 22 de octubre de 2011

Descanso de un letargo definitivo

Me despertó un piano,
tocado por los pezones
de una muchacha con piel de cal.

Avisaba de la hora de comer
una sopa con semifusas
y beber caldo de huesos cromáticos.

Espabila,
mente bifurca.

De entre sus muslos
goteaban los sostenidos
como hormigas en busca de sustento.

…mi cráneo;
convertido en despensa,
desenfoca la melodía de su vientre.

Espabila,
mente bifurca.

En el final de su espalda
se dibujaba mi fin
escrito en caracteres que no comprendía.

Me miró
vi sus ojos amarillo ruborizado,
y lo supe…

sábado, 15 de octubre de 2011

Cuestiones sobre un gato acosador

Las bragas de los astronautas lo asustaban, sobre todo de aquellos que se olvidaban de tirar de las cisternas siderales, cuando hubieran escuchado a los caracoles mestizos. Algunos decían que en realidad lo cohibían, o incluso que era cuestión de desincronización con el tiempo real de las niñas enfermizas.
Yo, que lo conocí en una tarde de invierno, creo que son cuestiones de espabilamiento ante la realidad, o por lo menos eso me dijo una cafetera parlante que se me acercó después de escrutarle el cerebro al señor que nos trae a colación.
Sin embargo, todo esto que le contó a usted aquella señorita mona, y que se había olvidado de la ropa interior, no es verdad. No sabe usted lo lejos que está de la realidad, cuando aquellos leones le arrancaron la ropa y la dejaron volar por aquel tiempo entumecida. La policía sabía todo lo que iba a pasar, por eso dejó al feroz animal por fuera, incluso, sabían de la presencia del viejo verde que se estaba escondiendo.
¿Conocía realmente la esposa a aquella señorita? Eso sólo lo puede saber el abogado a quien contrató, o el gato que la seguía después de la hora de la merienda. Quiera dios, que no haya tenido nada con el minino, caer en la zoofilia sería lo peor para una muchacha que no ha pasado la veintena.
Aquel señor se paseaba completamente desnudo dando vueltas en su habitación, alrededor de aquella cama que recordaba más a la de una cárcel que a la cama perteneciente a un señor que ganaba un buen sueldo cada mes. Todas aquellas vueltas eran justificadas con las proposiciones que le había hecho a una de sus benefactoras. Aquella señorita con la que había pasado buenos ratos, le había confesado que toda aquella pasión era fingida, lo hacía sólo por sus medianas propinas.
Se debatía ahora en un debate orbital, con pequeñas distracciones en las que observaba como su pene al andar daba pequeños saltos, donde se preguntaba si era lícito que siguiera visitando a aquella muchacha.
Sólo tendré que decir en mi defensa que me he enterado de todo esto mediante rumores y cartas anónimas que llegaron al despacho de mi negocio dedicado al espionaje de gatos suicidas.

sábado, 8 de octubre de 2011

Descomposición de lo corporeo, lo lumínico y lo derretible.

Caminares de clavos con cuello giratorio

Soportando
ojos de corujas, me he visto,
paseando con una mano cortada,
acariciando un cuello inexistente.
Esperando
la batalla de las olas
que se libran en mis uñas,
he cortado charcos sin rieles;
llevo sus carnes
todavía en la comisura de mis botones.
Serán los bonitos de las cazuelas
los únicos que puedan juzgarme,
sacar de entre el caldo,
hasta meterlo en mi nariz,
su dedo, señalarme, juzgarme.
Cosiendo
a las telas de 1958
mi cuerpo de cimientos donde habitan
burgados como verdes puertas que flotan,
he cortado charcos sin rieles.
Despegando
palabras como granos
que estornudan en estos iris,
despierto los lagartos de pipa y monóculo.
Serán los bonitos de las cazuelas
los únicos que puedan juzgarme.

sábado, 1 de octubre de 2011

Confusión ecualizada bajo perspectiva equina.

Colocaré
rabos de perro
en mis orificios nasales
diseñados para el enratonamiento.

Llevaré un bombín
hecho con palillos usados
de algún comedor de piedras.

¿No ser yo,
o serlo?

Pondré
un espejo dirigido
hacia los fangos
donde se bañan las muchachas vírgenes.

Peinaré mis pelos
con una cortinilla radioactiva,
en pos de subculturas
entre vasija o alcayata.

¿No ser yo,
o serlo?

Hablaré
a base de estornudos engrasados
para roer
las cortezas obligatorias.

Llenaré mis pestañas
con guarnición de azufre,
intentando olvidar
las cruces de papel platina.

¿No ser yo,
o serlo?