Vestidos con faldas
volcánicas
se comieron una orilla balaustrada,
donde pejes verdes,
inocentes,
insultaban a las corujas.
Alguien llama a la puerta
de espuma.
Las liñas agrupadas
sobre chalanas,
derraman pozuelos
sembrados en pozos
invertidos.
Alguien llama a la puerta
de espuma.
Sigue sonando
como los niños apianados
que juegan
avinagrando los callados,
en busca de madres
elevadas en gritos.
Alguien llama a la puerta
de espuma.
La tortuga lo escucha
y unos meros
cabreados, desde sus bajas,
señalan con sus colas
al pescador
de sal en sus bolsillos.
…el pomo
era de erizo.
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