Esas cabezas,
sándwiches de arena, saludan
y forman con saliva
una iglesia en polvo,
en bigotes,
en tosca.
Como picotazos,
las uñas de rumores
flotan en tijeretas
frente a una cruz de aire.
Vuelan corujas
buscando números pares
bajo riscos de tomate,
o cafeteras lanzadoras de cuchillos.
Como picotazos,
las uñas de rumores
flotan en tijeretas
frente a un santo de aire.
Persiguen, siniestras,
los contornos de las campanas,
formadas por hormigas en huelga,
fabricadas por toallas en escorso.
Como picotazos,
las uñas de rumores
flotan en tijeretas
frente a un sacerdote de aire.
El cuchicheo o invocaciones, que hace lanzar
burgados fuera de los pozuelos,
espera ser reconstruido
en eterna eficacia
primitiva.
Como picotazos,
las uñas de rumores
flotan en tijeretas
frente a una iglesia de aire.
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