¿Qué pasaría si le dieran un lápiz a un desequilibrado mental?

sábado, 29 de septiembre de 2012

Bultos ciegos en las yemas


Los reflejos de unas vísperas
con calabazas atómicas
esperan los kilómetros
de unas garras.

El niño atentamente distraído
sabe desenterrar
a muertos que ocupan su eternidad
leyendo a Miguel de Mañana.

Para los días que empato
con los de un lechón
haciendo la comunión
ya no sé si coserme las amígdalas otra vez.

Bebe de su vino
y le dan a entender que es Cristo,
pero no resucita,
ni en la salsa de setas.

Todos saben, incluso él,
que el señor que calla
a los hoyos
merece una calavera en sus molares.

La lectura no fue agradable,
una mala traducción para invidentes;
acabó girando sus pulgares
en el cosquilleo de diminutos golpes de tambor.

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