¿Qué pasaría si le dieran un lápiz a un desequilibrado mental?

sábado, 16 de octubre de 2010

De año azul.

Miro mi reloj, pero no marca ninguna hora,
marca un siete enorme y brillante;
lleno de recuerdos;
de letras que van y vienen
como mariposas que con sus alas hacen cosquillas;
de miradas ante unos escalones,
parecen tan grandes, tan difíciles de subir,
pero tan pequeños para mirarte con los labios.
Repleto de caricias en las marcas
que han dejado las ortiguillas;
de películas espantosas
adornadas con la publicidad de nuestros besos.
Siete marca la aguja menor.
Un siete con su tronco
que sonríe alegremente tarareando una canción;
un siete con sus dos ramas florecidas,
mirándose fijamente, como nosotros,
separados,
esperando el momento justo para…
Me dejaré caer sobre ti,
deformaremos este siete,
de castigo condicional
No dejaremos que se forme el número siguiente,
lo tumbaremos, nos revolcaremos,
será entonces un infinito.
Un infinito eterno,
un infinito para siempre,
un infinito de ramas entrelazadas,
serán siete infinitos que se olvidarán de mirarse,
porque sólo habrá un horizonte.

1 comentario:

  1. ¡QUE CAMBIO DE REGISTRO! Este poema de amor es, y no quiero hurgar mucho, redondo.

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